Este es un tour que podréis realizar con un autocar o minibús de alquiler y que es especialmente adecuado para los amantes de la arquitectura, y sobre todo de la corriente modernista, de la cual Barcelona es uno de los ejemplos más completos.
Barcelona, Girona, LLeida, Sitges.
Todo el mundo conoce los tours en autobús por las obras del gran arquitecto Antoni Gaudí, por obras impresionantes como la Sagrada Familia o el Parc Güell. Pero lo que quizás no sepáis es que el Modernismo, la corriente artística y arquitectónica que revolucionó la sociedad de principios del siglo XX, fue considerado en su momento una excentricidad que sería pasajera. El paso del tiempo ha demostrado que esa idea estaba muy equivocada, y en este tour en autocar de alquiler podréis comprender que hubo otros arquitectos que hicieron de Barcelona la ciudad modernista por excelencia en el mundo.
Antes de emprender este paseo por los 100 metros de acera más famosos de Barcelona, vuestro conductor os deberá dejar coger fuerzas en un local de toda la vida, la Granja 1872, en pleno corazón de la ciudad (c/Banys Nous, 4), donde podréis degustar un típico chocolate y pastas de todo tipo para empezar la mañana con energía. De ahí al punto de inicio del tour no hay más de un cuarto de hora en minibús.
La primera parada obligada de este día es la obra de un arquitecto muy célebre del modernismo, Josep Puig i Cadafalch, que tuvo la mala suerte de ser contemporáneo de Gaudí, que es quién se llevó la fama mayor. La Casa Amatller está situada junto a la Casa Batlló, y por esa rivalidad entre las construcciones se conocía a este pequeño tramo del Paseo de Gracia como “la manzana de la discordia” (jugando con el doble sentido de manzana, que es la fruta y también como se conoce en el diseño urbano de Barcelona a los bloques de edificios).
Como podéis ver, el estilo de esta construcción, también destinada a la vivienda de un rico chocolatero catalán, Antoni Amatller, es muy distinto al de la obra de Gaudí que se encuentra justo al lado. La gracia de este hecho es que todos los turistas y amantes de la arquitectura que se acercan a este punto del Paseo de Gracias discuten sobre cuál de las dos extravagantes viviendas es más bonita. Puig i Cadafalch quiso que la casa se pareciera a un palacio gótico, y sin duda lo consiguió. Los materiales y el trabajo ornamental son de gran valor, así que, aunque os guste más la vecina Casa Batlló, no podréis negar que esta también es muy atractiva.
No hará falta que vuestro chófer os lleve a la siguiente parada, dado que se encuentra a unos pocos pasos de la obra de Cadafalch. La casa Lleó i Morera, construida en 1905, es curiosamente la única que ganó un premio en el Concurso de Edificios Artísticos, aunque como sabemos la fama se la llevó la obra de Gaudí situada a pocos metros.
De típico estilo modernista, la casa está cubierta por alusiones al apellido familiar en forma de hojas de morera de varios materiales, y está coronada por un templete que sobresale del resto. Además, el interior es muy propio del estilo modernista, con ricos vitrales, mosaicos y también maderas nobles y mármoles.
Aunque seáis amantes de la arquitectura, es probable que también os guste la gastronomía, y la catalana sin duda tiene mucho que ofrecer. Pedidle a vuestro conductor que os acerque de nuevo al Barrio Gótico, un barrio imprescindible de la ciudad, donde se encuentra el restaurante Els Quatre Gats. El lugar es emblemático puesto que se encuentra en un edificio de Puig i Cadafalch y fue inaugurado en 1897, con la idea de emular al cabaret parisino Le Chat Noir. Desde entonces lo han frecuentado personalidades del mundo de la cultura de todo tipo, pero lo más importante es que en él podréis degustar algunas de las delicias de la gastronomía catalana y española a precios muy razonables.
Podréis digerir la comida sin subir al bus y dejar que el chofer eche una siesta. Un paseo por las encantadoras y sabrosas calles del Barrio Gótico os llevará hasta el próximo edificio modernista emblemático de Barcelona, el Palau de la Música Catalana.
Eso sí, antes de emprender la visita que os queda, no olvidéis acordar una hora fija con el chófer para la recogida en el punto que más os convenga.
Seguro que la visita guiada por el Palau de la Música os habrá impresionado por la belleza del lugar, pero también os habrá dejado bastante cansados. La mejor manera de aliviaros es sin duda un momento de descanso en el mismo bar del Palau, donde podréis calmar el hambre con unos deliciosos pinchitos al estilo vasco, inmersos en la arquitectura espléndida del lugar. Una experiencia muy recomendable, sin duda.
Este tour arquitectónico por Barcelona y sus arquitectos modernistas ‘menos famosos’ se puede terminar aquí mismo. Si ya no hay energía para moveros hay 2 opciones: una es pedir al chófer de vuestro minibús que os lleve al hotel o la segunda ver si hay suerte y comprar entradas para una actuación musical en el Palau de la Música.
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